martes, 11 de octubre de 2011

Entrenador en problemas 2 : la decadencia continúa


Esta nota editorial debería ser la continuación de la anterior o casi una copia, ya que se han producido nuevos problemas. Pero mientras Central se aleja de los punteros -se alejará aún más- y se hunde en la tabla de posiciones, el entrenador con su gran confusión confunde aún más a sus jugadores y el objetivo se aleja prematuramente.
La semana pasada, fundamentalmente frente a Almirante, mostraba una alarmante falta de juego y sólo eran pelotazos sin sentido lo que hacía el equipo, y fue eso lo que más critiqué. Claro, después del espanto en Mendoza -no lo comento porque no lo vi- urgía un cambio de sistema, de táctica, pero resultó más de lo mismo o -peor aún- otro gran error del entrenador. Siempre diremos que los que juegan son los jugadores, pero en algunos casos queda demostrado casi en forma inmediata lo que el técnico pretende.
Como con el pelotazo todo era espantoso, Pizzi decidió jugar por abajo; todo lindo por ahora, pero confundió tenencia de balón con juego de ataque. Jamás tuvo un cambio de ritmo, nunca colocó a un delantero mano a mano con el arquero visitante, y mucho menos se le cayó a alguna idea. A esa confusión habrá que agregarle que si la presencia de Carrizo es ya insostenible, la pregunta ahora es para qué lo puso a Rivero y para qué hace tantos cambios, de entrada y durante el partido. Eso sólo confunde a los jugadores, les mete presión y les da inseguridad. Los que les digo a continuación es menottismo en su máxima expresión: "tener la pelota si ser profundo no sirve para nada, en zona de distracción hay que hacer justamente eso, amagar por derecha e ingresar por izquierda, pero cuando se ingresa en la zona de creación, no se deberá transportar demasiado el balón, sino buscar algún compañero mejor ubicado y fundamentalmente hacer un cambio de ritmo y dejar una delantero frente al arquero contrario en clara situación de gol". Y lo que dice Menotti es cierto. Juan cambió el pelotazo por la tenencia, se hizo un equipo vertical, que nunca llegó y aburrió. En síntesis, cambió para que nada cambie; el entrenador está desbordado, no sabe que trole tomar. Se acerca otra vez la hora de hacer bien las cosas, algo deberá cambiar, y creo que pasa por el banco.
Fernando González
Periodista

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