Jugar bien al fútbol, es decir, ser criterioso, jugar con pelota al pie, tocar, rotar, cambiar de ritmo y encontrar variantes. Colocar tres delanteros no significa que el equipo será más ofensivo; es más, hasta con un solo delantero se puede ser muy ofensivo. ¿Cómo?. Fácil: marcadores laterales que se proyecten en forma escalonada, volantes que se desmarquen y lleguen y algunas variantes más. En el primer tiempo Central tuvo tres delanteros y no fue ofensivo. Claro, le falta un volante de creación, algún jugador que genere fútbol. Pero claro, algo había que hacer, y algo Cuffaro hizo. Central jugó mejor que otros partidos, pero no bien; si hubiese jugado bien, hubiese ganado. Pero como venía la mano, el entorno de la cancha, y éste árbitro que siempre se lo encajan a Central, el punto obtenido es de suma importancia.
Un solo descuido en los primeros 45 minutos y Pirulo, que se olvidó de todo, la mandó a guardar. Eso es para lo que corean el nombre de los jugadores: a ellos no le importa un pito el sentimiento de los hinchas, que quede claro. Volviendo, no se tuvo creatividad, ingenio, y el chico Gómez que no anduvo bien y se peleó con los rivales más de lo que jugó, hicieron que termine la primera etapa sin juego y perdiendo. En el segundo tiempo lo que empezó a tener forma fué el mediocampo. Le cortaron el circuito futbolístico al Sabalero, recuperaron la pelota y todo cambió. Paglialunga y Nuñez fueron los responsables de la levantada. Llegó el gol, salud Lucho... y se pordría haber ganado si el ingresado De León no se asustaba frente al arquero. Después llegó el show de Losteau. Siempre dirige mal; preguntenlé a la gente de San Telmo lo que le hizo en cancha del Dragón. Pero, como nadie lo quiere, a Central se lo meten, y con 9 el punto cobra más valor aún. Se cambió, se intentó, y se mejoró. No jugó bien, pero como venía jugando, es algo.
¿ Será el punto de partida ?
Fernando González
Periodista
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