No es por la simple posición en la tabla que Rosario Central precisaba ganar esta noche.
Central lo necesitaba para recomponer todo aquello que se venía resquebrajando desde el triunfo ajustado ante Almagro y que quedó hecho añicos en la derrota ante GEVP. Sin embargo, como dijo alguien por allí, "no debe subestimarse el corazón de un campeón"... y eso es lo que a Central le sobró históricamente en todos los deportes: alma de campeón.
Central dominó a Jorge Newbery -que llegaba como puntero de la B1- de principio a fin. Cuando no penetraba Di Biaggio, sometían de lejos Abaca o Lupo. Cuando no surtía efecto la potencia de Sánchez, estaba Morello, de gran partido. Central tuvo muchas variantes en ofensiva, su base fue el titiritero de un partido que en ningún momento corrió riesgo, y la racha de tres derrotas consecutivas quedó sepultada bajo una diferencia que habla por sí sola.
Tan sólo en la primer mitad hubo partido -si se considera como tal administrar de diez a quince puntos de ventaja- y tan sólo algunos aciertos defensivos aislados de Newbery impidieron que el clima de desahogo que se vivió en el último parcial se respire en todo el cotejo. Y la defensa de Central secó a un quinteto que nunca bajó de 80 tantos.
El próximo tres de marzo, cuando Sport Club de Cañada vuelva al Cruce Alberdi, se sabrá para qué está Central. Por lo pronto, las heridas abiertas por el mal juego y las tres derrotas consecutivas, se curaron con 21 puntos de sutura.
ROSARIO CENTRAL 84: Di Biaggio 16, Camino 0, Lupo 14, Morello 18, Souto 6 (FI); Sánchez 11, Slider 2, Abaca 14, Domínguez 0, Di Lenarda 3, Barturem 0. DT: Enrique Lancellotti.
Jorge Newbery (Carmen de Patagones) 63: López Cerdán 13, Ruiz 24, Álvarez 3, España 5, Bianco 2, Foro 2, Saavedra 13, Sandón 0. DT: Darío Buzzo.
Quique Lancellotti, el entrenador y su satisfacción.
Lupo, inoxidable a la puerta de los 40.
Abaca, letal cuando se lo precisa.
Souto, de a poco revirtiendo su imagen ante la canallada.
Sánchez, contundente.
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