Respondía algún tiempo atrás un ex entrenador de Central cuando le hacían preguntas algo difíciles o complicadas con una frase que lo inmortalizó: "esto es Central" y dejaba abierta un puerta para las más diversas interpretaciones de sus palabras. Cada uno entendía lo que quería o a veces lo que podía. Y se podía hasta pensar que todo ocurre en Central casi sin sentido. Pero los dirigentes pasaron, los jugadores, los entrenadores también y con la llegada de otros se potenció la desorientación. Entonces ¿cómo un club puede ir adelante y el equipo ascender si el presidente un día dice que a Omar Palma no lo contratará por ser un inexperto -cosa que es cierta- y en menos de treinta y seis horas lo está presentando como el nuevo entrenador?. Es para reírse, o para llorar. Entonces ¿cuál era el plan, el A, el B o el C?. Ninguno. El primero que contestaba que sí le tiraban el equipo por la cabeza. Esta desorientación e incapacidad se traslada a los jugadores y éstos a los socios e hinchas. Y ésto puede ser peor. Pero ésto es Central... . En fin, los desarciertos són desde hace mucho tiempo el denominador común. Y así está. Puede que salga bien, pero si sale mal, nada quedará en pie.
Ahora vayamos al tema Palma. Ya comenzó a hacer cambios de nombres y esquema. Usted preguntará para qué. La respuesta es sencilla: si un nuevo entrenador llega al clúb porque al otro no le salían las cosas, si no hace cambios la pregunta será... para que cambiamos el entrenador. Es decir: siempre con el cambio del DT llegan cambios. Y si está bien que haya cambios me pregunta... y sí, a cualquiera se puede sacar, pero a algunos se los debe mandar a pastorear al campo. Hoy es esto, mañana no sé. Si el presidente habla, tomelo con calma, porque entre estupideces incitando a extraños preguntando cuál es el clásico canalla y la desorientación que todos tienen, puede que le haga mal a sus oídos, o peor, a su corazón.
Fernando González
Periodista
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