viernes, 9 de abril de 2010

El rostro de la gente.


Con solo observar el rostro de la gente cuando terminaba el partido frente a la AAAJ se podía ver la actualidad centralista. Ni siquiera insultaban; estaban desencajados, mirando el piso sin encontrar explicaciones por el presente y por lo negro que se avecina el futuro. Quedó claro y muy de manifiesto que lo que les vengo diciendo no es adivinanza: es ver el presente e imaginar el futuro. Y aún más quedo en claro que el problema no es el entrenador o los entrenadores, sino los jugadores. Claro, a éstos lo eligió un técnico y a éste lo eligió un Comisión Directiva, y a éstos los socios, y así. La falta de jerarquía ya es alarmante, jugadores que nadie saben porque cuernos juegan en una de las más grandes intituciones de América.
Pero vayamos al partido: Clásico, demasiado clásico el esquema de juego presentado por Madelón, y de local (a mi no me gusta ese sistema) con un 4-4-2 muy definido. En el primer tiempo después de que jugara casi durante 20 minutos el Bicho tocando la pelota de un lado al otro, Central se adueñó de la mitad de cancha y con presión lo emparejó y hasta pudo haber convertido algún gol. Pero como casi siempre, no lo hizo. Orden y progreso reza la bandera de Brasil y así fué. Nada más y muy amarrete. En el segundo, que comenzó con caracterísitcas muy similares al final del primer tiempo, pareció que Central lo podía ganar, pero ya con Valentini en la cancha y una defenesa desatenta, el visitante se fué por su izquierda, la derecha de Chitzoff... uuuhmmmm, Chitzoff... retrocedieron mal, antes que el balón, y la fueron a buscar adentro los canallas.
Allí empezó el descontrol, allí se desordenó y lo poco bueno de los primeros 45 minutos se derrumbó enseguida. Desconcentrado el equipo empezaron los cambios y aportaron confusión a la confusión generalizada. Léase: el ingreso de Gurrieri como delantero y el cambio táctico al ratito nomás para ponerlo de 4. Y claro, el final fue el de siempre. La derrota de local. Antes el Gigante era un estadio inexpugnable para los visitantes; hoy es el lugar dónde ellos se divierten.
Era lógico que uno que tiene mejores jugadores y venga mejor ganase, y ganó.
No se equivocó Madelón; sólo la realidad quedó de manifiesto. Ahora Central por lo menos lo que debe hacer es no perder más. YA NO PUEDE PERDER MÁS. Y no digo ganar, sólo no perder más. El rostro de la gente lo dijo todo, ni siquiera insultaron, sólo acompañaron con su silencio.
Ahhh... por allí anda hablando el Ingeniero Joaquín, me parece que estaría bueno al menos escucharlo.

Fernando González
Periodista

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