viernes, 30 de octubre de 2009

Contra viento, mareas y reprogramaciones.


Aún no han pasado 24 horas del último partido de Rosario Central en básquet. Claro que el cotejo en cuestión es de una liga regional, donde sólo juegan equipos de Rosario y alrededores, en la cual Rosario Central es el más campeón de todos los tiempos con quince (15) títulos, compartiendo dicha distinción con un equipo que hoy está en el segundo puesto de la “C” de dicha liga y cuyo estadio fue hecho 100% por aportes estatales en 1980.
Tanto se dijo que los partidos hay que ganarlos en la cancha y no en los escritorios que lo creímos, lo profesamos, y así quedamos: jugando un día antes que un partido de Liga Nacional B, mientras que el otro equipo de la ciudad –hundido en el último puesto de la zona centro—si bien jugó ayer, tendrá fecha libre por la “B”, con lo cual no sufrirá el cansancio del torneo barrial en la liga; podrá disfrutar su último puesto descansadito.
Pero basta de hablar de torneos metropolitanos. Buscamos ser grandes en todo el país, y en todas las disciplinas, así que a jugar.
El partido de hoy es contra uno de los dos equipos que se armaron para disputarnos los primeros puestos de la Zona Centro. Sport mantuvo la base casi sin bajas (Abaca llegó a Central para la B1 del año pasado), con un juego quizá más físico a lo que estamos acostumbrados, propio de los equipos provenientes de la Zona Norte.
El cotejo anterior Central demostró tener una maleabilidad importante, pudiendo adaptarse a la presión impuesta durante 40 minutos por Sportsmen Unidos de Rosario. Sin embargo, las penetraciones de Jonathan Slider posiblemente tengan un descanso, ya que ha tenido sus minutos en la Rosarina, como así también tendrán menos minutos Manuel Morello y Juan Pablo Lupo, a quien ayer no le pesaron sus 39 años.
El banco de Rosario Central posee alternativas poderosas. Renzo Di Perna, que tuvo pocos minutos el sábado pasado, fue el máximo goleador en el debut ante Colón de Santa Fe. Diego Abaca muere por entrar y tirar, y Juan Pablo Camino ha dejado de ser un proyecto para ser un alero picante, con chances de ubicarse como “4”, llegado el caso.
Central propondrá posesiones largas, sin apurarse, tomando tiros sensatos. Todos pueden anotar de cerca y de lejos, incluído Gustavo Souto, que sorprende como triplero. La presencia de Adriano Di Biaggio en la base, jugador cerebral e incansable, es un plus para este Central que no convence cuando declara que “clasificarse y vemos” es el objetivo. Central se armó para subir, y aún no ha encontrado su techo. A decir verdad, los especialistas vaticinaban un Central al 50%, así que aún le queda vuelo al Canaya Basquetbolero… siempre que no le programen seis partidos en los días que la Liga B deja libre.
Cuando se declara estar “junto al básquet de Rosario”, habrá que preguntar “¿qué es estar junto al básquet?”. Porque si obligamos a un candidato al TNA a priorizar un partido frente a Atlético Fisherton por sobre la Liga, luego no nos sorprendamos por no tener un equipo en el TNA, ni mucho menos nos ofendamos cuando los de afuera nos pregunten por qué no hay equipos en los máximos niveles nacionales. No pedimos que los que no pueden ver más allá de los lupines que sirven en el buffet de su club, bajo la mirada atenta de copas oxidadas, se coloquen una peluca de rulos y se cuelguen de las banderas del Cruce. Lo único que pedimos es que no nos pongan trabas a quienes queremos defender el básquet rosarino a lo largo y a lo ancho de nuestra nación, primera hasta 2010 del ranking FIBA.
Si se persigue la gloria, no hay cansancio, no hay trabas, no hay argucias administrativas a la hora de entrar al rectángulo. Los doce guerreros dejarán su vida en el flotante, mientras esperan que no haya que esquivar escritorios aparte de los rivales. Pero ya hemos probado que casi no hay ventajas que nos detengan a la hora de cumplir nuestro objetivo de ascenso. Porque Central es el básquet de Rosario. Y el Básquet de Rosario es Rosario Central., hoy, todos 21:30 en el Cruce.

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