martes, 26 de abril de 2011

En el camino otra vez.


Central debía ganar y ganó para alimentar nuevamente la esperanza de poder jugar la promoción. Que ganó bien ya lo sabemos; que mereció un margen de goles mayor, también. Pero no quiero detenerme en un comentario abstracto del partido, sino en algunas de las causas que llevaron a obtener el triunfo.
Ante todo, el equipo de Palma jugó en forma ordenada, sin desesperarse y con una clara ambición de adaptarse al partido. Entonces deberemos remitirnos a la editorial de la semana pasada que les formulaba..."Debe empezar al revés"...y eso fue lo que hizo.
No buscó locamente el triunfo; lo hizo de la forma más conveniente en el ascenso: el de ser paciente, el de intentar jugar al fútbol siempre y cuando se pueda. Y prueba de ello es la inteligencia de Peppino, ahora lesionado, de como jugar un partido tan importante como difícil. Cuando pudo paró la pelota y salió jugando, pero cuando la cosa venía complicada, sin ponerse colorado, reventó el balón a la tribuna. Y esto, que no es vistoso, contagió a Braghieri que en lugar de hacerse el Krol de la naranja mecánica del 74, copió a Franco y no cometieron errores. El otro que se asoció fue Bava, que no tuvo que atajar pelotas difíciles pero no complicó ninguna fácil. Y Zarif jugó al ascenso, a poner y correr. Esto es obra de Omar Palma, el de tomar las situaciones del encuentro como tales y no como si cada jugada fuese la última. Después los del medio apretaron, pusieron cuando tuvieron que poner y los delanteros estuvieron a la altura de las circunstancias corriendo mucho y dejando en ridículo el estado físico de los rivales. Seguramente si el mensaje hubiese llegado antes, otra sería la realidad, pero ya no es hora de arrepentimientos sino de buscar el objetivo. Así deberá jugar hasta la última fecha, más allá de los resultados y de lo que diga la gente, que no juega y a veces complica.
Se mejoró bastante, ahora falta la consolidación.
Fernando González
Periodista

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