martes, 9 de noviembre de 2010
Diferente pero parecido.
Cuando apenas llegó Rivoira a Rosario manifestó que había que ganar como sea siempre, pero fundamentalmente en el primer partido que el dirigía, ya que el comienzo de su era y el equipo venía bastante mal. Tuvo una semana más para trabajar y finalmente llegó el día del debut. Muchos esperaban ver un cambio radical, pero yo ya les había escrito que los equipos de Rivoira tampoco juegan bien; si algo más ordenados, pero con escaso vuelo futbolístico.
Ya frente a Instituto, tuvo la suerte el canalla de convertir a los pocos segundos de haber empezado el encuentro, y eso lo hizo jugar algo más tranquilos. La táctica fue la que se preveía en los equipos del entrenador actual.
Perdió protagonismo, se desbalanceó en la mitad de cancha y dividió demasiado el terreno. En el segundo tiempo intentó corregir los errores anteriores pero al poco tiempo nuevamente cedió el balón y el terreno ante un irresoluto visitante, que tuvo la pelota pero no supo administrarla con criterio. El técnico y los jugadores entendieron que ese traje les quedaba bien y sólo se mojaron y esperaron el final. Tácticamente, por el gol al principio, se jugó como quiso Rivoira, y eso no está mal.
Seguramente se van a dar muchos más partidos con características similares como frente al La Gloria, y en muy pocas oportunidades podrán ver buen fútbol. Desde aquí más allá de analizar y escribir mi editorial, les pido a la gente que siga tranquila, que se ésta por el camino correcto de retorno, pero vayan a la cancha con la idea de ver mucho fuerza, mucho empuje y tal vez algo de buen juego. En el Nacional B se asciende (eso se los marqué hace tiempo), no se juega y parece que así será.
Fernando González
Periodista
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