lunes, 6 de diciembre de 2010

Lejos de ascender.


Me tomé veinticuatro horas más de las que siempre me tomo para reflexionar, analizar y proyectar el futuro intentando ver el presente con precisión. Además lo hice adrede en esta oportunidad esperando que todo se tranquilice y así poder entender con mayor perspectiva el momento auriazul. Pero sólo observé que todo se multiplicó y el nerviosismo es mayor al sábado por la noche, o se mantiene en la misma escala. Les dije en reiteradas ocasiones que es muy difícil hacer una editorial de Central, ya que hay tantas aristas, tantas cosas por analizar que se me hace casi imposible elegir una y meter bisturí a fondo, ya que quedarían sin ver muchas otras cosas que son parte de la realidad. Tampoco quiero caer en el analizar todo y mezclar todo, cosa que sería inentendible tanto para mí como para ustedes. Pero no es casualidad sino causalidad el momento que se vive en Rosario Central. Si ustedes leen o recuerdan mi notas editoriales anteriores, vengo previendo éste presente, con dirigentes que no demuestran capacidad, con un manager que junto a los directivos incorporaron muy mal y sólo amontonaron jugadores en Arroyo Seco, sin criterio y con una falta de jerarquía notable en casi todos ellos. Además el entrenador Rivoira entró en un terreno peligroso -cosa que advertí- al hacer tantos cambios por partidos -ahora hará tres obligados y vaya a saber cuántos más-, lo que generó un intransigencia muy grande dentro del plantel. También están los socios, lo hinchas, que de ellos poco se acuerdan o -peor aún- poco se preocupan, llenando el Gigante siempre, alentando hasta la muerte, sufriendo a cambio de nada, sólo del gran amor por los colores auriazules. Y siempre es bueno que se manifiesten, (eso se los pedí muchas veces), sin violencia, pero mostrando su bronca para que sepan que no harán lo que quieren sino lo que se debe. Y ni hablar de los jugadores.
Todos éstos párrafos que escribí están acompañados de mensajes, de frases que no están escritas pero mucho me gustaría que reflexionen en cada uno de ellos. Y que saquen sus conclusiones. Central juega cada partido peor, y quedar entre 13 y 16 puntos para la segunda vuelta, me parece a ésta altura un diferencia indescontable, muy lejana, fundamentalmente porque hay una montón de equipos arriba. Ya les dije que había que terminar lo más arriba posible y después en la segunda rueda ir por todo, pero jamás imaginé que terminaran tan lejos, tan abajo. Por lo que se ve, no habrá grandes cambios, sólo pondrá y sacará jugadores a más no poder, pero todos serán malos, y no jugarán a nada, como hasta ahora. Por ahora están muy lejos de ascender.
Fernando González
Periodista


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