Hace 11 añitos un domingo 23 de noviembre... El sol calentaba las tribunas que se fueron llenando desde bien temprano, lo único que aplacaba un poquito el calor era el viento helado que venía de la tribuna de en frente. Estábamos ilusionados, los 14 puntos de ventaja que les llevábamos en la

Cuando a los 47 Carracedo anotó el tercero, ya no nos importó el calor n

Los 20 minutos que se pudieron jugar de segundo tiempo alcanzaron para que el "Chacho" casi hiciera un gol de rabona -ahí sí que había que cerrar la cancha e irnos- y "Petaco" Carbonari liquidara la historia con un bombazo para meter el cuarto y último.
¿Por qué duró tan poco la segunda parte? Porque la única forma que encontró el rival (?) para frenar el aluvión canalla fueron las faltas y las protestas. Y fue así que el árbitro, Roberto Ruscio, expulsó a Dalla Líbera, Zamora (junto a él también se fue Da Silva), Saldaña y París. Lo vergonzoso fue que después de la última expulsión Zanabria hizo los dos cambios que le quedaban y apenas se reanudó el juego Herrera se tiró al piso y chau, chau, adiós.
Fiesta intermina

El Gráfico publicó refiriéndose al partido: En realidad, esta victoria 4-0 de Central fue la más terrible y humillante paliza que uno de los dos equipos le hay propinado a otro en sus 58 años de enfrentamientos en Primera División. No por la goleada categórica -que incluso podría haber sido más abultada en los 65 minutos que duró el partido-, sino por la manera deshonrosa con la que Newell's le hizo frente a la derrota: rindiénsose, forzando la definisión del encuentro a los 20 minutos del segundo tiempo, rehuyendo a la franca pelea, escapando cobardemente del campo de juego sin el más mínimo orgullo deportivo...
¿Hace falta decir más?
* Créditos fotos: Revista El Gráfico
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