domingo, 15 de agosto de 2010
Miedo escénico.
En esta nota editorial, hacer un pormenorizado análisis del partido que empató Central frente a los sanjuaninos es, a mi entender, algo aventurado desde el punto de vista que ni analizamos el presente no podremos proyectar el futuro ya que hay varias cosas por mejorar. No voy a entrar a buscar explicaciones del "manual de explicaciones de los DT", pero sí hay que tener algunas consideraciones. En primer lugar, el equipo estuvo contenido -a pesar que muchos lo nieguen- por la fuerte presión de la extraordinaria hinchada canalla. El miedo escénico les pegó demasiado a los más jóvenes y a los que llegaron y poco sabían de lo que es jugar en Central. Y eso los paralizó; tuvieron temor de perder la pelota y generar contaataques del rival sanjuanino que vino a no perder y a no jugar, más allá que algunos quieran hacer creer que jugó bien (en todo caso estuvo cerca de hacerlo por inconvenientes ajenos que por virtudes propias).
Pero sigamos. No se podía esperar más en el primer juego, con jugadores que llegaron en la última semana y otros que se sumaron hacen pocos días, con el agregado que otros por lesiones llegaron casi sin hacer fútbol, y no olvidemos de lo que quedaron afuera por no estar bien físicamente. Lo de Merlo fue interesante, en cuanto a planteo táctico se refiere, pero mostró algunos desacoples a espaldas de los mediocampistas, donde quedaba un gran espacio entre las líneas (medios y defensores) que utilizaban los visitantes y traían alguna que otra preocupación. El mayor problema fue que muchas veces los delanteros o volantes rivales quedaban mano a mano con los defensores y eso es peligroso. Creo que por allí va la cosa.
Es cierto, el Nacional B es muy difícil, pero no es menos cierto que recién van las primeras fechas y todavía se está transitando por el terreno de ablande y de conocimientos. En líneas generales, el partido no fue bueno, no mereció ganar pero tampoco perder, dejó Central una imagen de equipo que sabe lo que quiere, porque casi nunca se desordenó, y nunca jugó al ritmo de la gente. Desde ese orden intentó jugar, y por momentos lo hizo, fundamentalmente cuando Gómez juega de Gómez y no de "loro" Gaitán, del 80. Me dejó entonces un dejo de tranquilidad, de esperanza, y estoy plenamente convencido que el equipo va a funcionar, seguramante con varios retoques y tal vez con cambios de jugadores y/o táctica, no porque yo lo pida, sino porque sabemos que éste no es el equipo titular que quiere Merlo. Con el avance del torneo el equipo va a ir apareciendo, se van a ir soltando y los resultados no tardarán en llegar. Pero que la ansidad no supere la razón. Merlo y los jugadores lo entendieron, pedido difícil para la gente. La puesta en escena los superó, el miedo escénico los superó. Pero ésto se soluciona sólo con el correr de los partidos.
Fernando González
Periodista
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