Central salió a lavar la lastimosa imagen dejada en Gualeguaychú; debía ganar sí o sí para mantener vivas las chances de clasificar. Debía ser por más de 4 puntos, para tener ventaja deportiva. Pero, sobre todo, debía ser con un gran funcionamiento colectivo e individual, para exorcizar los fantasmas, demonios, zombies, trolls y orcos que se vinieron encima en el partido con Racing.
Fue un partido diferente. Porque si bien complicaron los perimetrales de la visita (agendar al gordito Lares; terrible primera mitad), cada vez que se penetraba, se recolectaban dos puntos y falta. Sólo las distracciones mantenían a los de Villa Crespo cerca, y una serie de errores los llevó a la cabeza sobre el final del primer cuarto.
Pero, como ya saben nuestros seguidores, este Central es de temer cuando es intenso. Este Gandoy (32 puntos, 8 asistencias-¡!-) es imparable cuando decide cargarse el cuadro al hombro. Este Central se escapa cuando la muñeca de Lupo está en llamas. Y los que no están acostumbrados al básquet, se les escapa el trabajo sucio de Zanocco, que es lo que lleva a los rivales a foulearlo sistemáticamente, a rehuír el contacto físico o a, directamente, salirse de las casillas por completo y jugar un baloncesto más propio de un callejón olvidado del Harlem que del tercer escalón de la liga del nº 1 del ranking FIBA.
El segundo cuarto comprobó las sospechas de nuestro programa: con Fessia en órbita, Central le agrega contragolpe a su juego. Si bien sus números no son llamativos -aunque nueve rebotes no es pa' cualquiera- su aporte fue de juego. (todo de a poco, ya vendrán los tantos).
Y Hacoaj perdió la brújula en el tercer cuarto. Se dedicó a pegar. Al roce por el roce mismo. Faltaban 6'20'' y ya estaban en penalidad. Lares se preocupaba por atenderlo a Gandoy en vez de masacrar desde Saturno como hizo en la primer mitad. Y se acabó el partido.
No hubo demasiados minutos para los pibes. Quizá la necesidad de demostrar puertas adentro y afuera que hay hambre de gloria, temple para levantarse... bah, el fuego sagrado que tiene este Central que en diez años consiguió un ascenso a primera local, seis títulos locales y un ascenso a la Liga B. Descansaron y rotaron entre los grandes; se le dieron muchos minutos a Fessia y Sánchez, y si bien no están basquetbolísticamente al 100%, probaron que quieren dar el 110%. El ojo en compota que se llevó Rodrigo lo prueba. Nadie se enteró si Lupo alguna vez estuvo lesionado, o si era cierto que Adrián Di Lenarda estaba descartado. Central lo goleó a Hacoaj. Pero sobre todo, prendió la llama de su dinastía.
Ese es el fuego que hay que mantener vivo el viernes en GEBA.
Pero, como ya saben nuestros seguidores, este Central es de temer cuando es intenso. Este Gandoy (32 puntos, 8 asistencias-¡!-) es imparable cuando decide cargarse el cuadro al hombro. Este Central se escapa cuando la muñeca de Lupo está en llamas. Y los que no están acostumbrados al básquet, se les escapa el trabajo sucio de Zanocco, que es lo que lleva a los rivales a foulearlo sistemáticamente, a rehuír el contacto físico o a, directamente, salirse de las casillas por completo y jugar un baloncesto más propio de un callejón olvidado del Harlem que del tercer escalón de la liga del nº 1 del ranking FIBA.
El segundo cuarto comprobó las sospechas de nuestro programa: con Fessia en órbita, Central le agrega contragolpe a su juego. Si bien sus números no son llamativos -aunque nueve rebotes no es pa' cualquiera- su aporte fue de juego. (todo de a poco, ya vendrán los tantos).
Y Hacoaj perdió la brújula en el tercer cuarto. Se dedicó a pegar. Al roce por el roce mismo. Faltaban 6'20'' y ya estaban en penalidad. Lares se preocupaba por atenderlo a Gandoy en vez de masacrar desde Saturno como hizo en la primer mitad. Y se acabó el partido.
No hubo demasiados minutos para los pibes. Quizá la necesidad de demostrar puertas adentro y afuera que hay hambre de gloria, temple para levantarse... bah, el fuego sagrado que tiene este Central que en diez años consiguió un ascenso a primera local, seis títulos locales y un ascenso a la Liga B. Descansaron y rotaron entre los grandes; se le dieron muchos minutos a Fessia y Sánchez, y si bien no están basquetbolísticamente al 100%, probaron que quieren dar el 110%. El ojo en compota que se llevó Rodrigo lo prueba. Nadie se enteró si Lupo alguna vez estuvo lesionado, o si era cierto que Adrián Di Lenarda estaba descartado. Central lo goleó a Hacoaj. Pero sobre todo, prendió la llama de su dinastía.
Ese es el fuego que hay que mantener vivo el viernes en GEBA.
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