sábado, 13 de diciembre de 2008

Sangre y parquet

Eso se vio en el Cruce.
Central salió a lavar la lastimosa imagen dejada en Gualeguaychú; debía ganar sí o sí para mantener vivas las chances de clasificar. Debía ser por más de 4 puntos, para tener ventaja deportiva. Pero, sobre todo, debía ser con un gran funcionamiento colectivo e individual, para exorcizar los fantasmas, demonios, zombies, trolls y orcos que se vinieron encima en el partido con Racing.
Fue un partido diferente. Porque si bien complicaron los perimetrales de la visita (agendar al gordito Lares; terrible primera mitad), cada vez que se penetraba, se recolectaban dos puntos y falta. Sólo las distracciones mantenían a los de Villa Crespo cerca, y una serie de errores los llevó a la cabeza sobre el final del primer cuarto.
Pero, como ya saben nuestros seguidores, este Central es de temer cuando es intenso. Este Gandoy (32 puntos, 8 asistencias-¡!-) es imparable cuando decide cargarse el cuadro al hombro. Este Central se escapa cuando la muñeca de Lupo está en llamas. Y los que no están acostumbrados al básquet, se les escapa el trabajo sucio de Zanocco, que es lo que lleva a los rivales a foulearlo sistemáticamente, a rehuír el contacto físico o a, directamente, salirse de las casillas por completo y jugar un baloncesto más propio de un callejón olvidado del Harlem que del tercer escalón de la liga del nº 1 del ranking FIBA.
El segundo cuarto comprobó las sospechas de nuestro programa: con Fessia en órbita, Central le agrega contragolpe a su juego. Si bien sus números no son llamativos -aunque nueve rebotes no es pa' cualquiera- su aporte fue de juego. (todo de a poco, ya vendrán los tantos).
Y Hacoaj perdió la brújula en el tercer cuarto. Se dedicó a pegar. Al roce por el roce mismo. Faltaban 6'20'' y ya estaban en penalidad. Lares se preocupaba por atenderlo a Gandoy en vez de masacrar desde Saturno como hizo en la primer mitad. Y se acabó el partido.
No hubo demasiados minutos para los pibes. Quizá la necesidad de demostrar puertas adentro y afuera que hay hambre de gloria, temple para levantarse... bah, el fuego sagrado que tiene este Central que en diez años consiguió un ascenso a primera local, seis títulos locales y un ascenso a la Liga B. Descansaron y rotaron entre los grandes; se le dieron muchos minutos a Fessia y Sánchez, y si bien no están basquetbolísticamente al 100%, probaron que quieren dar el 110%. El ojo en compota que se llevó Rodrigo lo prueba. Nadie se enteró si Lupo alguna vez estuvo lesionado, o si era cierto que Adrián Di Lenarda estaba descartado. Central lo goleó a Hacoaj. Pero sobre todo, prendió la llama de su dinastía.
Ese es el fuego que hay que mantener vivo el viernes en GEBA.

No hay comentarios: