jueves, 1 de agosto de 2013
Canayas y culpables.
En la presentación de la camiseta de Rosario Central, grande fue la sorpresa en muchos de los concurrentes al advertir que no se encontraba el "Canaya", el dibujo realizado por Roberto Fontanarrosa que, además, cuenta con el privilegio de ser lo último dibujado por el propio trazo del popular "Negro". Muchas teorías se elucubraron al respecto, o no. La única explicación que oí -y posiblemente usted también, querido lector- es que El Canaya era "mufa", "yeta", "piedra". Como justificación me parece, por lo menos, desatinada. Es cierto que desde su presentación -1º de febrero de 2007- no hubo alegrías, salvo triunfos aislados (en el Parque con 9, en la Bombonera luego de 20 años, y algún otro) pero no considero, en mi humilde opinión, que haya habido culpabilidad alguna del dibujo que institucionalizó el canaya con "Y", inventado años antes por el concejal (Mandato Cumplido) Edgardo Falcón.
Prefiero que usted, lector, oyente, recuerde que en ese febrero de 2007, el presidente era Pablo Juan Bautista Scarabino, pero en marzo sus propios compañeros de comisión directiva (elegidos tan sólo seis meses antes) lo desbancaron para entronar a Juan Dalbes, quien luego fue depuesto por el propio Scarabino, para ser Central intervenido al poco tiempo por una junta presidida por el Dr. Araujo, presidente por entonces del colegio de abogados. Luego ganó las elecciones por amplísimo margen Horacio Daniel Usandizaga, con los resultados deportivos e institucionales vivos en la memoria de todos. Los síndicos tuvieron que llamar a elecciones anticipadas fiscalizadas por la subcomisión de Cultura, que dieron ganador -también por amplio margen- a Norberto Speciale y su comisión, con un regreso a primera que recién se efectivizó a los tres años de aquellos comicios.
Ya que hablamos de las comisiones... cuando se estrena el canaya (derrota con Lanús, gol de Fabbiani), el dt era Norberto "Pipo" Gorosito. Luego vinieron (obviaré los interinatos por pudor y piedad con el lector): Ischia, Madelón, Pablo Andrés "Vitamina" Sánchez (a quien sólo soportaron ocho partidos), Gustavo Alfaro, Reinaldo "Mostaza" Merlo, Miguel Angel Russo, Ariel Rubén Cuffaro Russo, Leonardo Carol Madelón de nuevo, Merlo de nuevo, Héctor "Chulo" Rivoira, Omar Arnaldo Palma, Juan Antonio Pizzi y otra vez Russo.
Y en lo que respecta a los jugadores, sólo esta comisión trajo 47, que algunos fueron "paladines del deporte", y otros cayeron prontamente en el olvido. De paso, el capitán del equipo fue el mismo desde Gorosito hasta el primer ciclo de Russo, y desde el segundo ciclo de Merlo hasta Palma. La mitad de la vida del Canaya en la camiseta, excluyendo la temporada 2009/2010 (51 puntos), 2011/12 (69 puntos) y la última.
A todos nos gustaría influir en algo más allá de aportar dinero al club (a través de la cuota, y otros con algo más), trabajo (como tantas peñas, subcomisiones, hinchas anónimos y no tanto, etc.), o meter presión para dar o quitar confianza durante los partidos. O poniendo y sacando a los que deciden. Pero el derrotero del equipo se decide en el césped, y se comienza a trazar en Calle Mitre 863.
Quiero pensar que esto no es sólo un desatino, sino que, además, se dejaron llevar por cierta movida mediática en deplorar el folklore, el que celebremos fechas patrias, o el que nos enorgullezcamos de nuestros hinchas (los de verdad, no los que cobran por ello). Que tanta prédica contra el recordar de donde venimos dio sus frutos, y que los cimientos del club que vendrá los erigieron sobre tierra arrasada, en lugar de un campo regado de gloria y leyendas. Que se intenta desviar la atención acerca de Olmedo, el Che, Fontanarrosa y Fito (que son como nosotros, hinchas), para enfocarse en los jugadores, al menos por un tiempo. Que, a partir de ahora, buscarán que la gente tenga orgullo de lo que vendrá a partir del 4 de agoste de 2013 y no por lo que ocurrió del 2 de febrero de 2007 para atrás. De ser así, tampoco estoy de acuerdo. Porque no creo que el regreso a las competencias por Latinoamérica (constantes desde 1995 a 2006, salvo en 1997 y 2002; 11 copas jugadas, 1 ganada) se de rechazando lo que nos hizo reconocidos en todo el mundo, que motivó cuentos, películas, dibujos animados y demás. Eso no está reñido con armar un cuadro, que es lo que entra a la cancha. Y es lo que juega, al fin y al cabo.
Ojalá que los cráneos de marketing, de la comisión, o de la subcomisión de macumba y ubandismo -si existe- logren cosas importantísimas a nivel nacional y mundial, y se erijan en embajadores de Rosario Central cuyos nombres trasciendan los tiempos y las memorias. Pero ni así llegan a la catadura moral para siquiera poner en entredicho absolutamente nada de lo que la figura de Fontanarrosa, en tanto personalidad de la cultura latinoamericana, hizo por Rosario Central, por su difusión y su prestigio.
Hoy, quedan aún debajo de aquellos que, hartos y consumidos por la envidia, hacen cosas como ésta en el ÚNICO LUGAR donde se lo recordó a Fontanarrosa en Rosario hasta el pasado 20 de julio:
Eso no lo hacen porque no les guste algún cuento. Casi con seguridad, afirmo que lo hacen por la envidia cochina que tienen de que Fontanarrosa haya optado por Rosario Central, al igual que los nombrados arriba, u Osvaldo Bayer, Reinaldo Sietecase, Adrián Abonizio, Baglietto y tantos otros, en lugar de imitar a Pablo Ruiz, Pablo Granados o el Gato Barbieri. Sí, ya quisieran ellos tener algo así. Quizá hasta les enfurezca la materialización de algo con connotaciones tan negativas como "canalla" en el Canaya. Hasta intentaron trocar el "leprosos" por "Dragones" en un suplemento de algún diario rosarino.
Dios quiera que este desatino tenga marcha atrás, inmediata o a último momento, pero que lo tenga. El propio Fontanarrosa se cubría ante esta posibilidad, previendo la estupidez que vendría. Más allá de los necios que atribuyen los fracasos a la brujería y no a la incapacidad, el Negro es inmortal, y es nuestro. Y Canaya.
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